La temática elegida para el XX Coloquio Internacional del Centro de Historia del Crimen de Durango se centra en la Delincuencia marítima y portuaria a través de la Historia. Desde que la Humanidad comenzó a surcar los mares la seguridad marítima se vio amenazada por acciones como las piráticas, por ejemplo. En especial los navíos que transportaban mercancías, que se convirtieron en deseo de intereses particulares para lucrarse a costa de ellos y de intereses políticos de gobiernos enfrentados para dañar la economía. Incluso han existido sociedades especializadas en la economía pirática, como la nórdica, cuyos habitantes se convertían en vikingos cuando realizaban sus incursiones de saqueo y pillaje a lo largo de la costa europea atlántica y mediterránea. En otros casos eran pequeñas comunidades costeras las que durante las noches de mar agitada atraían a las embarcaciones hacia las rocas, mediante el recurso de falsos faros, para que naufragaran y poder beneficiarse de las mercancías transportadas. Ecos y resonancias de estas y otras actividades han constituido realidades y también ayudado a construir imaginarios expresados en el arte y la literatura.
Ha habido rutas especialmente conflictivas, como la de América durante los siglos XVI y XVIII con los abordajes de barcos cargados con oro y plata. Una ruta y una época protagonizada por piratas como Francis Drake, Henry Morgan o Barbanegra que servirían de inspiración a autores como Robert Louis Stevenson para escribir su archifamosa La isla del tesoro (1883) y a los creadores de la aclamada franquicia cinematográfica titulada Piratas del Caribe. También la piratería berberisca con base en Argel ocasionó verdaderos quebraderos de cabeza a las potencias del Mediterráneo y tuvo a Miguel de Cervantes a uno de sus cautivos más insignes. En el otro lado del mundo, la piratería de los mares de China fue un fenómeno de gran envergadura y donde una mujer también fue protagonista: Ching Shinh (1775-1844), que sirvió de inspiración a José Luis Borges para escribir el cuento titulado “La viuda Ching”, pirata incluida en su Historia Universal de la infamia (1935).
La piratería no solo ha circunscrito sus objetivos a las mercancías transportadas, también se ha fijado en las personas, secuestrándolas con la finalidad de obtener un rescate o con un móvil político, como cuando el crucero italiano Achille Lauro fue capturado y su tripulación y pasaje tomados como rehenes en 1985 por integrantes de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP). Testimonios de nuestros días alimentan nuestra memoria de los riesgos que ofrecen costas como las de Madagascar o el Cuerno de Etiopía.
Pero la inseguridad y delincuencia marítimas no se circunscriben al mundo de la piratería, ya que abarcan un gran número de actos antijurídicos más, como el tráfico de armas y drogas, la trata de personas, el contrabando, la pesca ilegal... Todos ellos se canalizan, en buena medida, a través de enclaves portuarios. A lo largo de la Historia los puertos han visto como atracaban navíos que transportaban de forma clandestina todo tipo de “mercancías” prohibidas o sometidas a aranceles que se pretendían defraudar.
En las grandes localidades portuaria, en consecuencia, se daban cita una importante población flotante dedicada, en muchos casos, a actividades ilegales, lo que ocasionaba un clima de inseguridad. Pero también la gran concentración de transportistas, estibadores, marineros, pescadores, pescaderas, regatonas..., aún cuando se dedicaran a actividades legítimas, igualmente ocasionaban multitud de conflictos, que iban desde simples alborotos a robos y asesinatos. Esta concentración de gentes exigía la presencia de numerosas tabernas, prostíbulos, mesones... donde eran frecuentes los altercados debidos al alcohol o el juego. Junto a todos ellos los puertos atraían, asimismo, a quienes trataban de sobrevivir en los márgenes del sistema, como las prostitutas arrabaleras, los “rinconetes y cortadillos” de toda laya o los lisiados y envejecidos que ya no eran admitidos en los navíos.
Eran esos mismos escenarios los ecosistemas propios para el desarrollo de formas de sociabilidad y organización de muy diversas actividades delictivas que han alimentado imaginarios históricos, pero que gozaban de un anclaje humano muy real en diferentes sociedades que han transitado la Historia hasta nuestros días. Las poblaciones portuarias eran un foco de inseguridad y delincuencia que requerían establecer mecanismos de control por parte de las autoridades, que iban desde los policiales hasta los aduaneros. Ese control se debía ejercer no sólo en relación a las personas, sino que también a las infraestructuras portuarias.
Para perseguir las acciones ilegales fuera de los muelles se establecieron armadas, normas de derecho internacional que rigieran las relaciones jurídicas entre los estados y tribunales. Las naciones creaban armadas navales para perseguir la delincuencia marítima, en especial la piratería, exigiendo a las poblaciones costeras la participación en la construcción de navíos y el posterior enrole. Patrullaban los mares, protegían los navíos mercantes y respondían a las acciones piráticas.
En relación a las normas de derecho, se puede mencionar a las que son consideradas como las primeras leyes marítimas de la Europa occidental, los Roles de Olerón. El siglo XIX es la época de transición entre el derecho marítimo tradicional y el inicio de la unificación de las leyes marítimas internacionales, con un hito importante con la fundación de la Asociación para la Reforma y Codificación de la Ley de las Naciones en Bruselas en 1873. Poco antes, por la Declaración de París de 1856 la actividad corsaria queda abolida. En el caso español, por ejemplo, el delito de piratería fue integrado en el Código Penal de la Marina de Guerra de 1888.
Por último, se establecieron tribunales, como la institución jurídico-mercantil de raíz medieval de los Consulados del Mar. Los cónsules eran jueces con jurisdicción real delegada y con competencia para dirimir en los conflictos que surgían entre comerciantes y gentes de mar, la defensa del puerto, asegurar las rutas frecuentadas por piratas... En España, por ejemplo, se crearon Consulados del Mar en Barcelona, Tortosa, Valencia, Sevilla, Burgos, Bilbao... Algunos de ellos siguen en vigor, como el de Barcelona, dependiente de la Cámara Oficial de Comercio, Industria y Navegación de la ciudad. Estos escenarios y agentes han caracterizado los puertos que conocieron las sociedades del pasado y los que aún conectan nuestras rutas marítimas en el presente, ofreciendo tanto oportunidades y retos de conectividad y desarrollo social, al tiempo que para el delito y la configuración de formas específicas de criminalidad.
Dña. Ane ABANZABALEGI (Presidenta de Astarloa Kulturgintza y del Museo de Arte e Historia de Durango)
D. Iñaki BAZÁN (Director del Centro de Historia del Crimen de Durango)
D. Jesús Á. SOLÓRZANO (Universidad de Cantabria)
Dña. Emilia MATAIX FERRÁNDIZ (Universidad del País Vasco)
Dña. Hayet BELHMAIED (Universidad de Cartago, Túnez)
Dña. Miriam PARRA VILLAESCUSA y D. Juan Leonardo SOLER MILLA (Universidad de Alicante)
D. Michel BOCHACA y D. Pierre PRÉTOU (La Rochelle Université, Francia)
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Preside las sesiones de la mañana Dña. Janire CASTRILLO CASADO (Universidad del País Vasco)
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Dña. Victòria A. BURGUERA PUIGSERVER (Universität Ruprecht Karls Heidelberg, Alemania)
Dña. Paula MARTÍNEZ PRADA (Universidad de Alicante)
D. Pablo GARCÍA FUENTE (Universidad de Cantabria)
D. Cristian Manuel RIVERO ZERPA (Universidad de Cantabria)
D. José María MARTÍN HUMANES (Universidad de Sevilla)
D. Luis PAREJO FERNÁNDEZ (Universidad de Córdoba)
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Preside las sesiones de la tarde D. Tomás A. MANTECÓN MOVELLÁN (Universidad de Cantabria)
D. Olivier CAPOROSSI (Universidad de Pau, Francia)
D. Eloy GONZÁLEZ TRUEBA (Universidad de Cantabria)
D. Aarón SUÁREZ PÉREZ (Centro de Estudios y Difusión del Atlántico, Canarias)
D. Ignacio MENDIOLA (Universidad del País Vasco)
Dña Margarita SERNA VALLEJO (Universidad de Cantabria)
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Preside las sesiones de la mañana D. Pedro OLIVER OLMO (Universidad de Castilla-La Mancha)
D. Iñaki Bazán (Universidad del País Vasco)
Dña. Janire Castrillo (Universidad del País Vasco)
D. Tomás A. Mantecón (Universidad de Cantabria)
D. Pedro Oliver Olmo (Universidad de Castilla-La Mancha)
Dña. Garazi Arrizabalaga (Museo de Arte e Historia de Durango)
La asistencia a las sesiones del Coloquio será libre y gratuita para todas aquellas personas que deseen asistir a las mismas en calidad de oyentes, ya sean alumnado universitario de grado o postgrado o simples interesados en la temática, jubilados, etc. Quienes deseen un certificado de asistencia deberán inscribirse en la dirección museo@durango.eus y asistir a todas las sesiones del Coloquio.
Las sesiones del coloquio serán presenciales (se recomienda el uso de mascarilla) y también se emitirán por streaming para aquellas personas que tengan problemas para acercarse físicamente a la sede del coloquio. Quienes se encuentren en esa situación deberán solicitar el enlace a la siguiente dirección electrónica: museo@durango.eus
* El Centro de Historia del Crimen de Durango es un centro para la investigación, documentación y difusión de la Historia del Crimen on-line y abierto a toda la comunidad científica internacional.
Para los investigadores el Centro de Historia del Crimen de Durango supone herramienta de trabajo de fácil acceso para estudiar la criminalidad, la desviación, el sistema penal, las formas de orden público, la tipología del delito, los delincuentes, las víctimas, etc., y todo ello en clave histórica. Se incidirá especialmente en la cronología medieval (siglos V-XV) y subsidiariamente en la moderna (siglos XVI-XIX).
* * Este congreso forma parte de las actividades del proyecto de investigación BARMER. Del barco al mercado. Actividad económica, relaciones sociales y conflictos armados en las ciudades y villas portuarias de la Europa Atlántica bajomedieval (PID2020- 118105GBI00).
* * * Imagen de cabecera:
Vista de El Arenal de Bilbao (c. 1783-1784)
Luis Paret (Madrid, 1746-1799)
Museo de Bellas Artes de Bilbao