Se dice que el arte nos tiene que hacer llorar, que la belleza ha de ser tal que nos tiene que estremecer. Y también hacernos estallar en risas, encantadas y agradecidas. Risas y llantos nos hacen profundamente humanos.
Ya me gustaría que estos pobres resultados de mis intentos tuvieran la virtud de conmoveros, de conmocionaros.
Roto está siempre el hombre; cada persona aquí o allá somos fragilidad y necesidad. A pesar de todo, el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones para que podamos decir: Emoiguzu gaur egun honetako ogia.