Un impresionismo que no descompone formas ni deshace contornos sino recoge las vibraciones de los tonos calientes de sienas y ocres de un otoño constante como estado un poco melancólico que le sienta muy bien a las escenas. Hay una cierta afinidad en las maneras del pintor vasco con las de Pissarro; es la pincelada táctil y paralela, en la vegetación, es el tono preciso independiente que ilumina al complementario, es la precisión en el toque, el destacar de los contornos de los cuerpos, la claridad entre las brumas, de los celajes; porque Pissarro es el más interesante, el más decisivo pintor del impresionismo. Como él, Bay Sala no olvida el realismo en el paisaje de los holandeses y por ahí se encauzan sus maneras y estética.

Elena Florez

La exposición de Bay Sala nos enfrenta con un importante valor de nuestro arte. Un conjunto de lienzos en los que el pintor nos vuelve a ofrecer una prolongación admirable en el desarrollo de su obra con una colección de óleos de distintos paisajes, para que, sin duda, demos solidaridad al profundo vigor y la espléndida técnica del artista. Es la demostración clara de unos conocimientos pictóricos no usuales de contemplar en las exposiciones. Impresión visual, pincelada firme, esquema sustancial, y composición perfecta, son los caracteres de una pintura sobresaliente, y de auténtica expresión.

Julián Martínez Ruiz

Ex-director Museo San Telmo

Bay Sala: un arte y una sensibilidad que supera, con creces, los logros de los primeros impresionistas. Nos habla Elena Flórez de “las vibraciones de los tonos calientes de sienas y ocres de un otoño constante” y Mario Antolín de “la frágil hermosura de la niebla, el temblor de la lluvia o la suave caricia de la luz” y José Pérez de Azor de “esa alfombra maravillosa de flores que encuentra en los campos de Holanda, con brotes de rojos, naranjas, amarillos, lilas entre verdes”. Cualquier crítica sobre Bay Sala roza el lirismo, porque su pintura lo es; porque la melancolía de sus jardines o la humedad cordial de sus puertos hablan a los sentidos tanto como a la inteligencia. ¡Fecunda madurez la de este pintor que conserva intacta la sensibilidad!

ABC, Javier Rubio

Bay Sala es, ya lo he insinuado, artista pródigo y de muy amplios registros, capaz no solo de recoger paisajes sino también de recrear ambientes en los que los personajes están apenas esbozados y, sin embargo, se nos muestran en toda su perfecta corporeidad robusteciendo con su presencia esa sensación de vida y movimiento que el artista logra con acertados matices para acentuar los valores plásticos del tema en su justo equilibrio.

Toda esta suerte de virtudes hacen de este artista vasco uno de los grandes pilares sobre los que se asienta la pintura española en los últimos tiempos, de la pintura de verdad, de la que hace vibrar, que recrea nuestros sentidos por su auténtico significado artístico, pintura palpitante, sin artificiales argumentos, una pintura que por sus grandes valores nos sobrevivirá.

Antonio Morales

Correo del arte