CULTURA

Su exposición de Durango ha «quemado las naves» del realismo

El coraje del cambio del pintor Darío Urzay

Pablo Aguinagalde

Su presencia en la segunda feria de Arteder fue un zambombazo: aquel chiquillo (había nacido en Bilbao en 1958) era un maestro del dibujo, un mago del realismo, un paracelso de la creación de ambientes cerrados. Al éxito de Arteder siguió su presencia exitosa en Arco, ser destacado por los especialistas de Madrid, expuso individualmente en la galería Etienne de Causans en París y fue seleccionado con otros 15 jóvenes artistas españoles para que su obra fuera vista por los especialistas del MOMA (Museum of Modern Art) neoyorquino. Vendió toda su obra realista, que cuelga hasta en el Chase Manhattan Bank. Dario Urzay ha quemado ahora sus naves. La exposición de Darío Urzay en Durango va a provocar un infarto a más de uno de sus incondicionales.

Darío Urzay ha abierto la veda de las exposiciones en el País Vasco con una muestra de una decena de pinturas y una veintena de dibujos en las salas Ezkurdi de Durango. Del dibujo primoroso no ha quedado ni rastro; de los interiores de casas antiguas, ni memoria; de aquellas luces tornasoladas que entraban difuminadas por ventanales, ni asomo.

Darío Urzay ha muerto; aquí está el nuevo Darío Urzay. Lo que el joven artista hace ahora no tiene nada que ver con su "marca de fábrica": para él era ya muy sencillo dibujar con la precisión de un fotógrafo, fabular interiores con la capacidad ensoñadora de Borges. Otro grande de la pintura española contemporánea, Rafael Canogar, dio un paso de gigante parecido ha ce unos años, para asombro de muchos, para escándalo de algunos que no comprenden que el verdadero artista no se encasilla nunca.

De aquellos interiores, de aquel "Proyecto para un museo imaginario", Urzay ha pasado a una pintura áspera en su presentación, con mucha materia, que hasta desborda los límites bidimensionales. Y sus temas, sus antiguos temas tan legibles, son ahora meros trazos, impresiones, insinuaciones. Ya no hay ventanas, ni sillas, ni trípodes, ni cámaras fotográficas, ni corredores, ni puertas acristaladas en la pintura de Darío Urzay después de que ha saltado el abismo.

Ahora el espectador atento sentirá la impresión de encontrarse ante un mundo tan cambiante y sin posible repetición como el de las llamas de una antorcha, o el aleteo de un pájaro. Urzay ha despojado a su nueva pintura y a su nuevo dibujo de todo dato que facilite el "ohhhh!, qué realismo". Ahora hay que sentir su pintura desde un trazo, desde una mancha color cobalto

Su última obra, en Durango

Darío Urzay, la magia de la metamorfosis

De metamorfosis en diversos sentidos debe hablarse en resumidas cuentas de la actual experiencia de Darío Urzay, que en estos momentos y hasta el 4 de octubre se expone en las salas del Ayuntamiento de Durango, situadas en la plaza del Ezkurdi.

Darío Urzay ha sufrido unos grandes cambios en su quehacer, consecuencia de acontecimientos personales y de nuevos replanteamientos artísticos. A nadie debe extrañar este giro, tratándose como se trata de un hombre joven. Nacido en 1958 en Bilbao, profesor de la Facultad de Bellas Artes, en su obra anterior dialogaba desde su pintura con la historia de la pintura, demostrando que, en un más difícil todavía, era capaz de replicar verosímilmente la realidad a través de la representación pictórica. Al mismo tiempo, a modo de coartada conceptual para este aprendizaje, que reflexionaba sobre el hecho mismo del lenguaje, sus fórmulas y sus contradicciones, formas de enmascarar y suplantar la realidad desde el problema del espacio y del tiempo. Desde el conocimiento del oficio y desde el aprendizaje metódico y lógico del científico pragmático va avanzando a partir de lo sabido, desvelándose muy poco de su cotidianeidad. Hablaba en universales del silencio del hecho de pintar, del paso del tiempo, de otros cuadros y esculturas, de la percepción de las cosas y su transformación en signos, recordar la I de su serie sobre el Museo. Era la suya una pintura pretendidamente objetiva, que encandilaba a todos los públicos por la dificultad en el hacer y el grado de manualidad aplicada, y que por el lado dela conceptualización tenía también apoyos entre intelectuales y artistas, aunque indudablemente por otras causas.

Con esa ola general de admiración hay que echarle mucho valor para cambiar, para quemar las naves y embarcarse en nuevas aventuras. Rumbo a lo desconocido, contra tirios y troyanos, expuesto a todo tipo de lamentos y nostalgias por parte de sus admiradores anteriores. Urzay sufre una gran metamorfosis sin concesiones a la galería que poco o nada tiene de complaciente para con el espectador medio, al que solicita esfuerzos mayores.

Con todo, sigue teniendo un grado de sensibilidad en tonos medios y neutros que le distingue. Elemental en la ordenación invita continuamente a seguir insistiendo en el mirar, contrarrestando la transparencia en el diseño y la congelación de la imagen con subjetivos recorridos temporizadores, incitados por los sutiles cambios de ritmos y tonos. Urzay se alía ahora con el sueño desde la reflexión meditada del trabajo, imaginando formas ambiguas, imágenes dobles, subjetivas, que necesitan ser desveladas por los espectadores. Entre pájaros y serpientes, llamas y sexo, árboles y barcas, forzando lo dual del lenguaje en el arriba y el abajo, lo sólido y lo volátil, la materia -pizarra- y la pintura, lo terráceo y lo etéreo. Fluye entre las cosas provocando interiorización y alejamiento. Darío Urzay como ave fénix que renace de -sus cenizas tema de unos de sus cuadros- entre la metáfora y el símbolo, cabalga de nuevo.

DURANGO

Próxima clausura de la exposición de Dario Urzay

Raúl Gorroño

La exposición que el pintor vizcaíno Darío Urzay exhibe desde el pasado 2 de septiembre, en la Sala Municipal de Exposiciones de Ezkurdi, compuesta por 8 óleos, 23 dibujos a lápiz y 15 óleos en tabla, finalizará el próximo día 4.

Darío, profesor de dibujo de la Facultad de Bellas Artes de Bilbao, dio a conocer su obra en la segunda feria de Arteder, donde obtuvo un gran éxito de público y de crítica. También asistió a la madrileña feria de Arco.

Ha expuesto en la galería Etienne de Causans, en París, y fue seleccionado con otros 15 artistas españoles para que fuese analizada su obra por especialistas del Museo de Arte Moderno de Nueva York.

La colección que muestra en Durango constituye su última producción artística en la que se observa un cambio radical en la forma de expresar sus inquietudes artísticas. Su producción anterior, en la que dominaba el dibujo realista, los interiores de casa antiguas, las luces difuminadas que entraban por las ventanas, han desaparecido de su nueva obra.

Urzay se introduce en las fronteras de la abstracción. La legibilidad de sus temas en la primera etapa se han transformado en meros trazos, impresiones, insinuaciones, sugerencias..., que transmiten su particular sensibilidad estética.